Dumbland, los monitos de David Lynch
- J. Francisco Ossa
- 24 sept 2018
- 2 Min. de lectura

Un padre violento que no deja de tirarse pedos. Una madre que no para de gritar de miedo. Un niño que es un pesado, macabro a ratos. Un vecino que mantiene relaciones sexuales con patos, un amigo que forra su casa con cabezas de animales...

Dumbland (2002) es una serie de televisión de ocho capítulos realizados en Flash. La estética minimalista,en blanco y negro, en animación FLASH, mezclado con personajes escatológicos de la modernidad y un argumento tan absurdo como puede serlo a veces la vida real.
La serie detalla las rutinas cotidianas de un hombre que posiblemente sea, o esté basado en un redneck o white trash. El hombre vive en una casa junto con su esposa e hijo, pero durante la serie no podemos escuchar a ninguno de los nombres de los personajes principales. No obstante, en el sitio web de Lynch, identifica al personaje masculino como Randy y el niño con el nombre Sparky. La esposa no es nombrada.
El maestro David Lynch (Blue Velvet, Twin Peaks, Lost Highway, etc, etc, ETC.) trabajó en ella posiblemente como un hobby, pero dirigió, escribió, produjo, diseñó los personajes, las voces e incluso compuso la música. Quizás es, junto a Rabbits y sus discos de solista, uno de sus trabajos más autoral y alejado de lo que significa contar con un gran equipo para un proyecto cinematográfico y por ende, la censura de pre y post producción.

Su primer proyecto de animación (sucedido pronto por la mucho más famosa Rabbits), que él mismo define como "crudo, estúpido, violento y absurdo" no supera el 5.2 en Filmaffinity, pero da paliza a series como South Park o a cualquier serie pretenciosa de Fox o MTV que intenten vender lenguaje obsceno y violencia a adolescentes perdidos en los años por venir.

Dumbland resulta irritante, en texto y forma, y considerando que esa parece ser la intención no cabe más que afirmar: Objetivo Cumplido.
Curiosa e infravalorada miniserie, que tiene de todo, episodios horrendos, episodios aceptables, alguno brillante, algunos disparatados y sin sentido y otros disparatados pero con trasfondo e intertexualidad Cronenbergniana como por ejemplo el octavo titulado "Antz":
Y a ver cuánto aguantas viendo la serie, el absurdismo, la violencia, las repeticiones, los silencios y la música, hacen que sea una experiencia cuanto menos desagradable.
Pueden ver la serie completa (los 8 capítulos continuos) y con subtítulos en el siguiente link:
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